Cuando
nos hablan de la oración, inmediatamente pensamos en recitar una serie de
fórmulas conocidas, casi sin pensar en lo que hacemos. Es evidente que la
oración no es un hechizo de magia que actúa por recitarlo, por lo que también
es evidente que nuestra oración necesita mejorar un poco.
Nadie
puede alcanzar nada por la oración si no ora con buenas disposiciones y con una
fe recta...No es cuestión de hablar mucho... No se trata de venir a la oración
con un alma turbada por los resentimientos. Uno no se puede imaginar que
alguien venga a la oración sin preparar su interior. Tampoco se puede imaginar
que alguien venga a la oración para pedir el perdón de sus pecados y no haya
perdonado antes de todo corazón a su hermano...
En
primer lugar, pues, el que se dispone a orar hará bien en adquirir una actitud
que le ayude a ponerse en presencia de Dios y a hablarle como a alguien que le
ve y que está presente. Hay imaginaciones y recuerdos de acontecimientos
pasados que estorban al espíritu si se deja invadir por ellos. Por esto es útil
acordarse de que Dios está aquí y que conoce los movimientos más secretos de
nuestro interior. Entonces, el alma procura agradar a Dios que está presente,
que la ve y que conoce todos sus pensamientos, aquel que escruta los corazones
y sondea las entrañas (Sal 7,10)...
Tal
como dicen las Escrituras, el que ora levante sus manos puras, que perdone a
los que le han ofendido, rechace todo lo que le estorba en el alma y le hace
irritarse contra alguien... ¿Quien dudará que este estado del alma es el más
favorable a la oración? Pablo enseña esto mismo cuando dice en la primera carta
a Timoteo: “Deseo, pues, que los hombres oren en todo lugar, levantando las
manos limpias de ira y altercados” (1 Tim 2,8). (Orígenes. Pequeño Tratado
sobre la oración, 8-9).
Solemos
pensar que orar es pedir que Dios nos dé lo que queremos, pero la oración es
más bien para ser capaces de aceptar lo que Él quiere de nosotros y para
solicitar la Gracia necesaria para llevarlo a cabo. Podemos orar de muchas
formas, pero siempre partiendo de la apertura de corazón que permite que Dios
entre en nosotros y habite en nuestro interior. Por eso no es posible orar
cuando estamos enemistados con nuestros hermanos. Quien cierra su corazón al
hermano, no puede abrirlo a Dios.
¿Por
qué nos cuesta tanto orar hoy en día?. Por muchas razones, pero quizás la
primera de ellas es que quisiéramos que la oración fuese útil a nuestros
intereses. Como vemos que Dios no hace nuestra voluntad por mucho que
repitamos fórmulas, es normal que no encontremos hueco en el día para la
oración. Pero, seguro que sí encontramos un rato para jugar en el teléfono
inteligente o perder el tiempo viendo la televisión. Cuando no nos interesa que
Dios entre en nuestras vidas, mejor es tenerlo fuera y a una distancia segura.
No vaya a ser que nos reclame coherencia y descubra que nuestra fe es puramente
socio-cultural.
¿Qué
modelo podemos tomar para la oración?. Creo que una de las mejores de todas las oraciones
fue la que la Virgen María utilizó para aceptar la misión que Dios le había
encomendado: “He aquí la esclava del Señor, hágase en mi según tu palabra”.
Junto con este tipo de oración de ofrecimiento sencillo y sincero, tenemos la
oración de alabanza y agradecimiento, con la que damos gracias a Dios por todo
lo que hemos recibido. En un corazón agradecido es muy difícil que entre el
maligno, ya que la esperanza le cierra el paso. ¿Cuántas cosas tenemos que
agradecer todos los días a Dios?. Pues empecemos por darle las gracias por una
de ellas, dándonos cuenta de lo que significa para nosotros. También tenemos la
oración de súplica, que busca fuerza y sostén para seguir adelante. Es una
oración humilde, que parte de la necesidad completa de Dios para todo lo que
hacemos.
PARA AMPLIAR O CONTRASTAR:
- ¿Se puede orar de diferentes maneras?.
- 5 formas de orar.
- Diferentes tipos de oración.
- ¿Para qué sirve la oración?.
- ¿Por qué orar?.
- 15 razones para orar.
- La oración.
- La oración de Jesús.
PARA LA REFLEXIÓN Y EL DIÁLOGO:
- ¿Qué hemos sacado en claro tras la lectura de este artículo?. ¿Qué nos han aportado los diferentes enlaces para ampliar o contrastar?.
- ¿Por qué decimos que "la oración es fuente de vida" y no un "solucionario para los problemas que hallamos en la vida"?.
- ¿Cómo podríamos hacer para que nuestra oración fuera más auténtica, más fiel a la llamada de Quien nos invita a comunicarnos con Él?.
- ¿Cómo fue la oración de Jesús de Nazaret?, ¿qué nos enseña Él al respecto?.
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