lunes, 4 de marzo de 2013

Danos hoy nuestro pan de cada día

"NUESTRO. El que cada uno necesita y no más. Porque cuando a un cristiano le falta el pan, y a otro cristiano le sobra, entonces el evangelio es una pura pantomima de beatos.

DE CADA DÍA. Tapa así Jesús la boca de los que dirían: “no puedo dar a mi hermano hambriento el pan que me sobra HOY, porque no sé si tendré para mí MAÑANA.
"Toda esta enseñanza, ¡qué clara y luminosa aparece CUANDO VEO EN ELLA UN DERECHO!. Pero, ¡qué confusa y llena de “distingos” CUANDO VEO EN ELLA UNA OBLIGACIÓN PARA MÍ!.
Pero Jesús no había terminado. Faltaba decir: DANOS HOY. Esta es la consagración del pan como DON DE DIOS. Porque ni el que siembra ni el que riega harían gran cosa sembrando y regando si Dios no pusiera el incremento.
Dios da SIEMPRE el incremento, poniendo todos los medios. Con medida colmada y abundante. DE PADRE generoso. Entonces… ¿cómo hay tantos cristianos que carecen de pan?.
La contestación es bien sencilla: La causa estriba en el excesivo número de “cristianos” que no creen en Cristo. Que están seguros de que LO SUYO es de ellos y de nadie más; que no lo deben a nadie; que de “lo suyo” pueden hacer lo que quieran; que su obligación antes que nada es mirar para el día de mañana para ellos, para sus hijos y para sus nietos, pues eso de la providencia de Dios… es un cuento.
Y yo, que veo tan claramente lo mal que usan de su poder los poderosos, ¿no soy, acaso, como ellos?. Puesto en su lugar, ¿no haría igual o peor?. Supongamos que Dios quisiera probarme, con una prueba muy leve: dándome el doble de los bienes que ahora disfruto. ¿Qué haría con ellos?. ¿Lo miraría con mentalidad diferente a la de los capitalistas cuando miran SU fortuna?.
Sí, es verdad. Hay poco PAN NUESTRO PARA EL DÍA DE HOY porque todos queremos demasiado PAN MÍO para HOY, para MAÑANA y asegurado para SIEMPRE.
Señor Jesús: Cuando te pido un corazón semejante al tuyo, concédeme pedírtelo, no sólo con palabras, sino con TODA MI VOLUNTAD".
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Esta plegaria, basada en el "Padrenuestro", nos habla de justicia, la justicia que Dios quiere... tantas veces distinta a la que practican los poderosos e incluso nosotros mismos muchas veces.
Esta justicia de Dios, sin embargo, la podemos ver hoy de muchas maneras:
  • En nuestros abuelos, cuando vamos "a visitarlos" a su casa y en ella no sólo comemos y charlamos sino que volvemos a nuestra vivienda con alguna cosa más que ellos han ido guardando como han podido "para cuando les fuéramos a ver".
  • En esos vecinos con los que nos cruzamos todos los días y a quienes sencillamente damos los "buenos días"... y un día nos pasan un puñadito de papas o unas naranjas que obtuvieron en su trocito de tierra que tienen a las afueras del lugar.
  • En el cura de nuestra parroquia a quien le fuimos a contar que "nos iban a cortar la luz por falta de pago" y él nos cubrió la deuda que teníamos y lo previsible para estos dos meses que vienen.
  • En el colegio de los niños: no teníamos con qué pagar ya... pero ellos harán la vista gorda de aquí a que acabe el curso,... con nuestra promesa de abonar el recibo en cuanto podamos... aunque quizás sepan ya que eso no va a poder ser nunca.
  • ...
Y el mundo la podrá ver también en nosotros si:
  • Sabemos agradecer todo el bien que recibimos.
  • Seguimos dando gratis lo que gratis recibimos.
  • A ejemplo de quienes amor nos demuestran, lo somos también con ellos y todas las demás personas.
  • Escuchamos al que nos quiere hablar, perdonamos al que nos ofende, nos hacemos amigos del que está solo,...
  • ...y somos pan partido como Cristo lo es en cada Misa, en cada Eucaristía enseñándonos a ser lo mismo también nosotros con el resto del mundo.
Podría ser éste un buen camino de acercamiento a Jesús ¿les parece?.

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