Etimología.
El
nombre de Sodoma se encuentra relacionado con la raíz árabe ‘sadama’, cuyo
significado es ‘tristeza’, ‘angustia’, ‘arrepentimiento’, ‘agotamiento’, y su
gentilicio es ‘sodomita’.
Se la describe como una de las ciudades que formaron parte de la Pentápolis bíblica, y estaba situada a orillas del Mar Muerto, la cual fue destruida junto a Gomorra, de acuerdo al Antiguo Testamento de la Biblia.
Se la describe como una de las ciudades que formaron parte de la Pentápolis bíblica, y estaba situada a orillas del Mar Muerto, la cual fue destruida junto a Gomorra, de acuerdo al Antiguo Testamento de la Biblia.
Gomorra
es conocida en hebreo moderno como ‘Amora’ y en griego antiguo ‘Gómorrha’, y su
significado etimológico es ‘agua profunda, copiosa, abundante’, y estaba
situada también junto al Mar Muerto.
Localización geográfica.
Sodoma
y Gomorra estaban situadas la una muy cerca de la otra en una llanura. Muy
cerca de las dos ciudades se encontraba el Valle de Sidim, en el cual abundaban
los pozos de asfalto, todo ello cercano al Mar Muerto o Mar Salado. También muy
cerca de dichas ciudades se encontraban las de Admá, Soar y Zeboim.
La historia bíblica.
El rey
de Sodoma era Bera y el de Gomorra era Birsha (Génesis 14,2-3). En aquellos
tiempos tanto Sodoma como Gomorra estaban en guerra con los reinos de Elam,
Sinar, Elazar y Goim, siendo este último el reino vencedor.
Lot y
sus gente fueron hechos prisioneros por el reino de Goim en Sodoma, donde Lot y
su familia residían, y fueron trasladados a Dan, de donde fueron rescatados por
Abraham, el tío de Lot, junto con sus bienes y su gente (Génesis 14,15-16). Lot
regresó a Sodoma, pero por aquel tiempo Sodoma ya tenía fama de ciudad de gente
perversa.
Según
el relato del capítulo 18 del libro del Génesis, Dios reveló a Abraham que
destruiría Sodoma y Gomorra por medio de fuego y azufre, porque su pecado era
muy grave e irreversible, y sólo Lot y su familia podrían ser salvados (Génesis
18,20-21). Abraham intercedió por los justos de la ciudad de Sodoma y Dios le
repuso que no la destruiría si, al menos, encontraba cincuenta justos allí.
Dios permitió a Abraham interceder hasta que se convenciera de que allí no
había ni diez justos.
Según
continúa el capítulo 19 del Génesis (19,1-38), dos ángeles de Dios entraron en
Sodoma para rescatar a Lot. Los ángeles eran de hermosa apariencia y llamaron
la atención de los hombres de aquella ciudad. Al verlos, Lot les invitó e
insistió en que pasaran la noche en su casa, pero antes de que se acostaran,
los hombres de Sodoma cercaron la casa de Lot y le exigieron que les entregara
a sus invitados con el propósito de abusar de ellos. Pero Lot se negó a hacerlo
y, en cambio, les ofreció a sus dos hijas vírgenes para que se saciaran con
ellas. La turba no aceptó la propuesta e
intentaron romper la puerta de la casa de Lot, pero los dos invitados cegaron a
los asaltantes (Génesis 19,6-9).
Después
los ángeles dijeron a Lot que sacara de la ciudad a su familia. Lot avisó a sus
yernos, pero éstos creyeron que bromeaba, así que Lot marchó solo con su esposa
y sus hijas. Los ángeles, antes de retirarse, instruyeron a Lot de que pasara
lo que pasara no se volviesen a mirar hacia atrás, puesto que quien lo hiciera
se convertiría en estatua de sal. Lot huyó con su familia a una pequeña ciudad
llamada Soar, que significa ‘pequeñez’ o ‘una nada’, al sudoeste del Mar
Muerto. En pleno camino Dios provocó la destrucción de Sodoma y Gomorra
(Génesis 19,14-24). De camino hacia Soar fue cuando la esposa de Lot se dio la
vuelta para mirar atrás y quedó convertida en estatua de sal (Génesis 19,26).
En
Deuteronomio 29,23 se señala que conjuntamente con Sodoma y Gomorra también
quedaron destruidas las ciudades de Admá y Zeboim. Lot iba a refugiarse en
Soar, pero ante el temor por la suerte de esa ciudad de Soar, prefirió
refugiarse en una cueva con toda su descendencia (Génesis 19,30).
La razón de la destrucción.
Algunos deducende la lectuar de este texto que el relato denuncia las prácticas homosexuales,
pero aunque fuera cierto no se puede concluir
categóricamente que Dios haya destruido esas ciudades sólo por esa razón, ya
que las palabras hebreas de aquella época no tienen una correspondencia exacta
con los significados y el prisma cultural con el cual hoy las entendemos. Pero
también dice que tanto los habitantes de Sodoma y Gomorra, así como las
ciudades vecinas ‘fornicaron y se fueron tras una carne diferente’ (Judas 1,7),
y que los de aquellas ciudades llevaban ‘una conducta licenciosa de hombres
disolutos’ (2ª. Pedro 2,7).
En
Ezequiel 16,49-50 se indica claramente el motivo de la cólera divina cuando
dice: "Este fue el crimen de tu hermana Sodoma: orgullo, voracidad, indolencia
de la dulce vida tuvieron ella y sus hijas; no socorrieron al pobre y al
indigente, se enorgullecieron y cometieron abominaciones ante mí: por eso las
hice desaparecer, como tú has visto". Aparte de sus propios crímenes y sus
violaciones a la ley del amor, Ezequiel apunta claramente a la abominación de
la Ley de Dios, que claramente prohíbe la perversión sexual pero sobre todo hace referencia
al orgullo y a la soberbia, al egoísmo, al olvido de la justicia a favor del pobre.
La destrucción según la arqueología.
En 1989
el arqueólogo Ron Wyatt dijo haber hallado los vestigios de dos ciudades
convertidas en cenizas en la margen occidental del Mar Muerto, una de ellas al
pie de Masada y la otra al pie del monte Sodoma. Según su testimonio, Wyatt
encontró en esas ruinas cimientos de edificios y otras estructuras, así como
restos de cerámica, todo ello enterrado por la ceniza.
Según
su propia investigación, estas ciudades fueron destruidas hace aproximadamente
3,900 años por un catastrófico incendio, cuyas causas pudo deberse a la
concurrencia de fuertes terremotos, posibles corrimientos de tierra hacia el
Mar Muerto y la liberación explosiva del material inflamable del subsuelo que,
en contacto con el fuego de los hogares, incendiaría las viviendas. La
persistencia de las cenizas frente a la erosión ambiental durante miles de años
se explicaría por el hecho de que los objetos quemados con sulfuro dejan un
residuo de ceniza más pesado que el material original.
Algunos
arqueólogos, y según la ‘Teoría de la licuefacción’, es posible que un gran
terremoto destruyera esas ciudades y provocara un descenso de nivel de las
tierras ocupadas por ellos, quedando las ruinas inundadas por las aguas del Mar
Muerto.
Los
geólogos canadienses Graham Harris y Anthony Berardow descubrieron que la
península de Lisán, hacia la parte oriental de dicho mar, fue el epicentro de
un gran terremoto con escala mayor a seis grados en la escala de Richter,
ocurrido hace aproximadamente 4,000 años, tiempo que concuerda con el de la
destrucción de Sodoma, Gomorra, Admá y Zeboim. Según estos geólogos, el
terremoto provocó efectos de licuefacción en el terreno, lo cual significa que
el terreno se licúa debido a que hay un material poroso que se llena de agua, y
estos suelos, una vez saturados, se comportan como un fluido bajo la acción de
las ondas sísmicas, provocando con ello el engullimiento de las construcciones.
La teoría de la NASA.
En el
libro del Génesis, la Biblia dice que Dios destruyó Sodoma y Gomorra al hacer
llover fuego y azufre sobre ambas ciudades, pero recientemente la NASA ha
formulado la pregunta de que si el azufre y el fuego que cayó del cielo, así
como la historia de la mujer de Lot que se convirtió en estatua de sal, tienen
alguna base científica. Varios astrónomos creen que la destrucción de Sodoma y
Gomorra está relacionada con la actividad de un cometa.
El Dr.
John S. Lewis, profesor emérito de Ciencias Planetarias de la Universidad de
Arizona, Usa, y co-director del Centro Espacial de la NASA de Investigación de
Ingeniería, es un científico que cree que la destrucción de Sodoma y Gomorra
fue causada por un bombardeo cósmico, según relata en su libro ‘Rain of Fire
and Ice: The Very Real Threat of Comet and Asteroid Bombardment’, que en idioma
castellano significa ‘Lluvia de fuego y hielo: la verdadera amenaza de
bombardeo por un cometa o un asteroide’.
Dice el
Dr. Lewis en su libro que la lluvia de fuego desde el cielo podría ser una
descripción de la ruptura y desintegración de un cometa en la atmósfera de la
Tierra encima de esas antiguas ciudades, ya que grandes trozos de material
rocoso y de hielo caerían desde el cielo, lo cual podría ser visto como ‘lluvia
de fuego’. Además, el material de un cometa es rico en azufre. Incluso la caída
de meteoritos pequeños puede producir un intense olor a azufre, tan fuerte que
puede ahogar a una persona.
Sigue
diciendo el Dr. Lewis que pocos comentaristas bíblicos han comprendido el
verdadero significado de lo que se descubre en esta frase sobre el fuego y el
azufre que cae del cielo. Para aquéllos que están familiarizados con la
astronomía y la literatura antigua, la expresión ‘fuego cayendo del cielo’ no
es una expresión críptica ni un recurso literario que necesite algún tipo de
explicación fantasiosa, sino que es una frase descriptiva simple. El ‘fuego del
cielo’ es una descripción exacta de material cósmico, ya sea un meteorito,
asteroide o cometa, que se quema en la atmósfera y que viene a golpear la
Tierra.
Otras
indicaciones de que un bombardeo de cometas se llevó a cabo durante la destrucción
de Sodoma y Gomorra viene de Génesis 19,28, donde dice: ‘Dirigió la vista hacia
Sodoma y Gomorra y de toda la región a la redonda y, al fijarse, vio que subía
de la tierra una humareda como la de una fogata’. La humareda de una fogata, de
acuerdo al propio Dr. Lewis, se refiere a la nube que sale ardiendo y que
apareció después del impacto de un cometa explosivo.
Un
terremoto que abre una posible fisura no produciría una nube altísima y
ardiente, ni crearía los módulos de azufre encerrados en las cenizas que se
encuentran en aquella área. El impacto incluso de un pequeño fragmento
cometario sobre Sodoma y Gomorra podría liberar la energía equivalente a la
explosión de bombas de hidrógeno, y levantar una nube de hongo como el de las
explosiones nucleares, según el Dr. Lewis.
Respecto
a lo que le ocurrió a la mujer de Lot, que se convirtió en estatua de sal, hay
que hacer notar que la palabra hebrea traducida como ‘sal’, es el término
‘malach’, que significa ‘polvo’, lo cual quiere decir que la esposa de Lot al
mirar hacia atrás quedó como pulverizada como la sal o polvo; es decir, ella se
convirtió en una columna de polvo.
Ahora
este hecho adquiere un nuevo significado ya que los impactos de cometas
aumentan y producen grandes cantidades de polvo. Si el impacto del cometa se
produce en la atmósfera, el cometa se deshace pero el impacto produce vientos
feroces que contienen los granos de polvo sobrecalentados, los cuales se
disparan desde el lugar del impacto como el aumento de la base. Cualquiera que
se vea sorprendido en este aumento en la distancia justa, posiblemente podría
quedar asfixiado y cubierto por el polvo caliente, y convertido en un pilar de
polvo después de que éste se enfríe y endurezca.
Es
necesario hacer constar que la exposición y las conclusiones contenidas en el
apartado de arqueología y el de las teorías de la NASA han sido obtenidos de la
fuente original, o sea, de los escritos mencionados en las referencias
detalladas al pie de este trabajo.
Definitivamente
cada persona puede tener su propia teoría acerca del tema de la destrucción de
Sodoma y Gomorra, pero dicha destrucción responde más a causas naturales que a otras y, por supuesto, en modo alguno hay que atribuírsela a Dios.
¿Por qué entonces la biblia afirma que sí fue por obra de Dios?.
Para contestar a esta pregunta necesitamos conocer la mentalidad semítica de quien escribió este texto y también de los niveles culturales de la época.
Los escritores bíblicos pueden estar inspirados por Dios y transmiten con sus escritos el mensaje que Dios quiere comunicar a la humanidad para su Salvación, pero para ello emplean los conocimientos que en la época existen, las formas literarias, concepciones del mundo y de la sociedad que imperan en el momento. No podemos por lo tanto juzgar sus expresiones desde los conocimientos que hoy tenemos ni desde la concepción del ser humano, la sociedad y todo el entorno que hoy percibimos de la manera en que lo entendemos.
Por otra parte, está esa mentalidad semítica que tiende a darle a toda experiencia humana un significado religioso. Cuando el pueblo hebreo experimenta el gozo, la felicidad, durante un tiempo... interpreta esto como un "premio" de Dios; cuando experimenta el dolor, la tristeza,... considera que es por "castigo" de Dios.
La destrucción de Sodomoa y Gomorra, por lo tanto, no hay que interpretarla en clave de hecho histórico tal como lo narra la Biblia sino en clave de interpretación de esa destrucción. El biblista únicamente quiere destacar que "hemos de apartarnos de todo aquello que nos aleja del Plan de Dios y apegarnos lo más posible a su voluntad". Utiliza el recurso de esa destruccion de Sodoma y Gomorra pues como instrumento "pedagógico" que mueva de alguna manera a reflexionar sobre las propias conductas.
REFERENCIAS:
- Biblia
de Jerusalén: Edición 1999
- B.
McDonald: ‘East of the Jordan: Territories and sites of the Hebrew Scriptures’
(Este del Jordán: Territorios y lugares de las Escrituras hebreas).
- Dr.
John S, Lewis: ‘Rain of Fire and Ice: The very real Threat of Comet and
Asteroid Borbardment” (Lluvia de fuego y hielo: La verdadera amenaza del
bombardeo de un cometa o un asteroide).
Si los relatos biblicos no son verdaderos,como explicas que ha pesar de tanto tiempo la Santa Biblia no haya pasado de moda?
ResponderEliminarEn su Carrera por cometer sus pecados y no ser juzgado por nadie,el ser humano se esfuerza por desmentir la palabra de Dios.
La arquelogia se encarga de probar que DIOS no es mentiroso.
Aun las culturas mas antiguas hablan por ejemplo de un dilubio en tiempos remotos.
En ningún momento se afirma que los relatos bíblicos no sean verdaderos. La destrucción de Sodoma y Gomorra son hechos históricos innegables y la misma ciencia lo corrobora. Pero de eso a decir que "fue Dios quien destruyó ambas ciudades".... hay un abismo insalvable.
ResponderEliminarCreo que la clave está en saber ver en estos relatos la "interpretación" del biblista sobre aquellos hechos: pone la atención sobre unos hechos pero lo hace interpretando lo sucedido con una intención pedagógica; es decir, constata una realidad pero le da un significado religioso con la intención de motivar a un cambio de actitudes.