lunes, 10 de diciembre de 2012

Desalojos en el portal de Belén


MARI PAZ LÓPEZ SANTOSpazsantos@pazsantos.com
MADRID.
¡Vaya… la mula y el buey tienen que desalojar el portal de Belén!, pensé mirando la puerta de mi frigorífico en donde tenemos todo el año puesto un pequeño Belén de imanes con Jesús, María, José, la mula, el buey y los tres reyes magos, todos bajo la estrella. Creo que los cuatro últimos también han sido revisados… no sé si habrán de desalojar.
No he tenido todavía tiempo de leer el libro del Papa, publicado recientemente, pero me parece que no se imaginaría el revuelo mediático que iba a causar el “desalojo” de la mula y el buey del pesebre que, por cierto, era su casa antes de que llegaran María y José buscando alojamiento a toda prisa porque ella estaba de parto y nadie les había acogido.

¿Desde cuando viene la tradición del Portal de Belén? Tengo entendido que San Francisco de Asís (siglo XIII) tuvo algo que ver. Como todo lo que hacía Francisco, debió de tratarse de algo muy sencillo y cercano a las gentes con las que vivía: los pobres de solemnidad. Luego la costumbre se fue extendiendo y llegó al corazón de las familias.
El Misterio del Nacimiento de Jesús es tan intenso, extenso y profundo que, por muy buena intención que pongan los teólogos, nunca acabaremos de entenderlo ni podremos conocer los datos históricos, sencillamente porque vino a nuestra vida de una forma tan sencilla y silenciosa que no dejó el rastro en los datos sino en los corazones y se fue transmitiendo como se transmite de boca en boca, de corazón a corazón.
En el Portal de Belén caben “criaturas del Señor, ángeles del cielo, aguas del espacio, sol y luna, astros del cielo, lluvia y rocío, fuego y calor, rocíos y nevadas, témpanos y hielos, escarchas y nieves, noche y día, luz y tinieblas, rayos y nubes, montes y cumbres, cuando germina en la tierra, manantiales, mares y ríos, cetáceos y peces, aves del cielo, fieras y ganados (aquí entran la mula y el buey), hijos de los hombres (y de las mujeres),sacerdotes del Señor, almas y espíritus justos, santos y humildes de corazón”.
Estos fragmentos están tomados del Cántico de Daniel (Dt 3, 57-88), que es lo que mejor encuentro para expresar que en el Portal de Belén cabe la creación entera con todos sus participantes. Después sólo queda la alabanza de la creación entera, lo que me hace entender que los pastores se pusieran a cantar.
Imagino que desde la teología hay que actuar en permanente tensión para ir investigando y aclarando los hechos históricos; pero no dejemos de lado la tradición popular que, como en este caso, ha integrado a la mula y el buey dando algo de calor al pequeño recién nacido.
No obstante, este “desalojo” no es tan preocupante como los que están sucediendo cada día en nuestro país y como el que ocurrió dentro de la catedral de La Almudena el pasado mes de junio. Recordemos que un grupo de personas de la Plataforma Anti-desahucios fue desalojado por la policía cuando intentaban pacíficamente denunciar, con su presencia y con una pancarta delante del altar, la situación que viven muchas personas que no pueden atender el pago de sus hipotecas.
Ahora que se acerca la Navidad estemos atentos a lo que celebramos y más allá de los animalitos que pongamos en el Portal de Belén; no nos dejemos abatir por la desesperanza y pongámonos a vivir en solidaridad, fraternidad, sencillez y mucha creatividad para que “los malotes” del Belén (como los de aquel tiempo de Jesús) no nos quiten la paz y el ánimo para luchar por un mundo más justo: el que Él nos enseñó.
Si sabemos cual es el Camino… ¡qué importa el decorado!.
(Artículo publicado en ECLESALIA, 07/12/12).

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