viernes, 18 de septiembre de 2015

12 razones para la Religión en la escuela

Julián Ruiz Martorell, obispo de Huesca y de Jaca y miembro de la Comisión Episcopal de Enseñanza de la Conferencia Episcopal Española, da a las familias en su próxima Carta Pastoral 12 argumentos para no dejarse asustar por las trabas y las críticas, y matriculen a sus hijos en la clase de Religión.
Las constantes trabas que encuentran muchas familias para matricular a sus hijos en la asignatura de Religión no son ninguna novedad.
Por eso, los obispos españoles están empeñados en reconocer el valor de aquellos padres y alumnos que no se arredran ante los obstáculos de la Administración, y rara es la semana en que algún pastor diocesano no pone en valor la riqueza de esta materia para la educación integral de los menores.


El último en hacerlo ha sido el obispo de Huesca y de Jaca, monseñor Julián Ruiz Martorell, también miembro de la Comisión Episcopal de Enseñanza y de la Subcomisión Episcopal de Catequesis de la Conferencia Episcopal.
En su próxima Carta Pastoral, el prelado oscense confecciona los 12 motivos esenciales «por lo que es oportuno y aconsejable apuntar a los estudiantes en la clase de Religión» y anima a los padres a hacerlo. El obispo oscense, que habla español, italiano, francés, lee alemán y conoce bien el latín, el griego, el hebreo y el arameo, no escatima en argumentos relativos a la cultura y a la formación integral de la persona para explicar la importancia de esta enseñanza.

Los 12 motivos del obispo.

  1. «La clase de Religión contribuye a crecer por dentro porque establece los cimientos de una personalidad sólida, equilibrada, abierta a la trascendencia, en la totalidad de las dimensiones que integran el ser humano», explica el prelado oscense en su escrito.
  2. Se trata de una materia que «presenta una panorámica global del fenómeno religioso, que aparece en todas las culturas, como experiencia de humanización».
  3. «En un contexto de convivencia, de respeto y de ayuda recíproca, la clase de Religión contribuye a conocer la historia común, a ver la sociedad con mirada lúcida, atenta y comprometida, e impulsa a construir relaciones basadas en principios firmes», afirma monseñor Ruiz Martorell.
  4. La clase de Religión «permite ahondar en la búsqueda de las respuestas que inquietan a toda la humanidad, avanzar en el conocimiento propio, en la capacidad de establecer vínculos con los demás».
  5. Además, «estimula a conocer el pensamiento y las obras de aquellas personas que han dejado una huella profunda en el surco de la historia. Presenta, sin prejuicios, a quienes han significado, con su vida, su trabajo y su testimonio, un enriquecimiento para toda la humanidad».
  6. También «abre el horizonte para la comprensión de la cultura en sus expresiones artísticas. A lo largo de los siglos se han ido produciendo manifestaciones en el terreno de la literatura, la escultura, la pintura, la arquitectura, la música, las artes escénicas, el cine, etc., cuyas claves solamente se pueden comprender desde un fundamento religioso. Así se aprende a saber para saborear», explica el obispo.
  7. Según constata el prelado, la clase de Religión «favorece una personalización de la relación y del encuentro. Estimula la colaboración más que la competitividad. Apunta hacia el impulso recíproco en lugar de la rivalidad. Anuncia y promueve una convivencia abierta y serena».
  8. «Contribuye al crecimiento en libertad y al robustecimiento de la libertad», destaca en su escrito.
  9. «Anima la creatividad y no solamente la receptividad. Supera la pasividad e invita al trabajo activo, compartido y solidario».
  10. Asimismo, recibir esta enseñanza «compromete en la cultura de la paz. Acompaña a los estudiantes para que sean dignos de la paz, receptores de la paz y constructores de la paz».
  11. Del mismo modo, «favorece una comprensión más completa de los grandes acontecimientos de la vida y de las grandes realidades de la naturaleza».
  12. Y por último, «subraya el valor de la persona, estimula en el deber de respetarla y protegerla, desde la igualdad fundamental de todos los seres humanos».
La experiencia de miles de personas.

No obstante su extenso argumentario, monseñor Ruiz Martorell reconoce que «se pueden añadir muchos más motivos», y apela a la propia experiencia de miles de españoles: «Los adultos somos testigos de los valores y principios que hemos recibido en clase de Religión, de las experiencias que hemos vivido, del caudal de vida que hemos compartido. En la clase de Religión se amplía el horizonte de los conocimientos y se ensancha la capacidad de comprensión de los acontecimientos. Se aprende a mirar con ojos nuevos y a colaborar en la construcción de una sociedad más justa y más generosa».
Motivos que llevan al obispo de Huesca y de Jaca a dar un rotundo «Sí a la clase de Religión», que es como titula su carta.
Como ejemplo de las trabas que se ponen a la clase de Religión, vean el siguiente vídeo: Diario El Prisma en algunos colegios de Barcelona.

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