martes, 22 de mayo de 2012

María no tiene un pelo de boba

Veamos el diálogo que hay entre el ángel, mensajero de Dios, y María, según lo que dice el evangelio de Lucas en el capítulo 1, versículos del 26 al 38:
- "Dios te salve, llena de gracia, el Señor está contigo".
María se turbó ante estas palabras y se preguntaba por el significado de aquel saludo. El ángel le dijo:
- "No temas, María, pues has hallado gracia ante Dios: Concebirás y darás a luz un hijo, al que pondrás por nombre Jesús. Él será grande, será llamado Hijo del altísimo; el Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la estirpe de Jacob por siempre y su reino no tendrá fin".
María repuso al ángel:
- "¿Cómo va a ser eso si yo no tengo relaciones con ningún hombre?".

El ángel contestó:
- "El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el que va a nacer será Santo y se llamará Hijo de Dios. Mira, tu pariente Isabel también ha concebido un hijo en su vejez y ya está de seis meses la que todos tenían por estéril; para Dios no hay nada imposible".
A esto dijo María:
- "Aquí está la esclava del Señor, que me suceda según dices".
Y el ángel la dejó.
Es archiconocido este texto pero tiene mucho que decirnos. Veamos si nosotros somos tan inteligentes, buenos críticos y sin perder un ápice de confianza tanto en nosotros mismos como en Él.

"¿Quieres dar a Cristo al mundo hoy?".
Esta es la cuestión que cada uno de nosotros puede oir en su corazón cada día, hoy por ejemplo, hoy que es el primer día del resto de nuestra vida. Y puede que nos pase lo siguiente en nuestro diálogo interno:
¡Vaya pregunta ésta!, ¿qué diantre puede significar eso para mí?, ¿no es eso demasiado elevado para mí?. Y puede que entonces nos salga la expresión:
- "¿Cómo va a ser eso si soy un desastre, siempre andan diciéndome lo mal que hago las cosas, soy poca cosa, apenas tengo fuerza de voluntad, meto la pata constantemente,... ¿cómo dar el ejemplo que se supone que debo dar?, ¿cómo voy pues a dar a conocer a Jesucristo en medio de tanta limitación?".
Y si hacemos un rato de silencio y rememoramos el diálogo de María con el ángel podremos en nuestro corazón escuchar:
- "¿De qué te apuras?, ya sé que eres humano y te acepto tal como eres, con todas tus limitaciones y hasta con tus contradicciones, pero no vas a estar solo, yo voy a estar en ti y llegaré contigo a donde ni sospechas llegar jamás, yo seré tu fuerza y todo será posible si de verdad confías en mí. Sólo te pido tu disposición a dar el primer paso".
Si no estoy solo y Él va a estar conmigo y en mí y me ayudará a llegar donde sólo con mis medios no alcanzaría jamás... ¿dónde está lo imposible?. Y entonces nos podrá salir lo mismo que dijo María:
- "O.K., vale, cuenta conmigo Señor porque yo voy a contar contigo a piñón".
Vivir para creer.
Cuando hablamos de cosas que parecen imposible de hacer creer solemos decir: "Es que esto hay que vivirlo para creerlo".
María:

  • No se deja deslumbrar por honores o peloteos, saludos rembumbantes y llega a la cuestión de fondo; no le venden la burra con facilidad y por eso dice: "Sí, sí, muy bien, pero... ¿cómo va a ser eso posible con todo lo que hay?". 

  • María empieza por un análisis crítico sobre lo que el mensajero de Dios le comunica, no dice amén sin más, plantea abiertamente y sin tapujos sus inconvenientes, no esconde su humanidad, no se avergüenza de ella y cuestiona sin cachondeos la propuesta del ángel. Tiene los pies en el suelo, conoce su realidad humana.
  • Pero sabe atender también, escuchar además de cuestionar,... y confía en su capacidad de confiar en Dios. Por eso concluye diciendo: "Yo seré poca cosa, sólo conmigo misma no podría ser pero si Él está conmigo TODO podrá ser".
Dios no nos pide imposibles. Dicen que "Dios no elige a los más capaces sino que capacita a quienes responden a su llamada". No importa pues nuestra realidad aunque la tengamos muy en cuenta, como María; lo que importa es que aceptándola nos pongamos en camino, nos decidamos a vivir el PLAN DE DIOS con la plena confianza de que Él no nos va a dejar jamás, siempre le vamos a tener con nosotros y en nosotros, pase lo que pase.
¿Seremos pues capaces de decirle: "Aquí estoy Señor, que se haga en mí según tu Voluntad?. El  lugar es aquí, la fecha es hoy y el momento es... ahora.

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