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Toda la historia de la Iglesia está marcada por los Santos y Santas,
hombres y mujeres, que con su fe, con su caridad, con su vida fueron los
faros de muchas generaciones, y lo son también para nosotros.
*¿Qué quiere decir ser santo? A
menudo se piensa que la santidad es un objetivo reservado a unos pocos
elegidos. La santidad, la plenitud de la vida cristiana no consiste en
realizar empresas extraordinarias, sino en la unión con Cristo, en vivir
sus misterios, en hacer nuestras sus actitudes, sus pensamientos, sus
comportamientos.
*¿Cómo puedo recorrer el camino de santidad? “Los
seguidores de Cristo, llamados por Dios no en razón de sus obras, sino
en virtud del designio y gracia divinos y justificados en el Señor
Jesús, han sido hechos por el bautismo, sacramento de la fe, verdaderos
hijos de Dios y partícipes de la divina naturaleza, y, por lo mismo,
realmente santos. En consecuencia, es necesario que con la ayuda de Dios
conserven y perfeccionen en su vida la santificación que recibieron”.
* ¿Qué es lo más esencial?
Esencial es no dejar nunca un domingo sin un encuentro con el Cristo
Resucitado en la Eucaristía, esto no es una carga, sino que es luz para
toda la semana. No comenzar y no terminar nunca un día sin al menos un
breve contacto con Dios. Y, en el camino de nuestra vida, seguir las
“señales del camino” que Dios nos ha comunicado en el Decálogo leído con
Cristo. De ahí que la caridad para con Dios y para con el prójimo sea
el signo distintivo del verdadero discípulo de Cristo.
* ¿Podemos nosotros, con nuestras limitaciones, llegar tan alto?
La Iglesia, durante el Año Litúrgico, nos invita a recordar a una lista
de santos, que han vivido plenamente la caridad, han sabido amar y
seguir a Cristo en su vida cotidiana. Ellos nos dicen que es posible
para todos recorrer este camino. En todas las épocas de la historia de
la Iglesia, en toda latitud de la geografía del mundo, los santos
pertenecen a todas las edades y a todo estado de vida, son rostros
concretos de todo pueblo, lengua y nación. Y son muy distintos entre sí.
En realidad, debo decir que también según mi fe personal muchos santos,
no todos, son verdaderas estrellas en el firmamento de la historia. Y
quisiera añadir que para mí no sólo los grandes santos que amo y conozco
bien son “señales en el camino”, sino también los santos sencillos, es
decir las personas buenas que veo en mi vida, que nunca serán
canonizados. Son personas normales, por decirlo de alguna manera, sin un
heroísmo visible, pero que en su bondad de todos los días, veo la
verdad de la fe. Esta bondad, que han madurado en la fe de la Iglesia.
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