El Papa
Francisco presidió la celebración del Domingo de Ramos llevando el báculo
pastoral que le donaron los presos de la cárcel italiana de San Remo.
Antes
de celebrar la Eucaristía realizó la tradicional bendición de las palmas con
miles de fieles y peregrinos reunidos en la Plaza de San Pedro, en la jornada
en la también se celebra, a nivel diocesano en todo el mundo, la 29ª Jornada
mundial de la Juventud, ocasión durante la cual los jóvenes brasileños
entregaron la Cruz y el icono mariano de la Salus Populi Romani a sus coetáneos
polacos, para que los lleven en peregrinación a Cracovia, sede de la próxima
JMJ, que se celebrará en el verano europeo del año 2016 ante la presencia del
Papa.
Palmas
trenzadas de la región italiana de Pulla.
En una
Plaza de San Pedro en la que por decimoquinta vez, el adorno de los olivos fue
ofrecido por la región italiana de Pulla y los tradicionales ‘parmurelli’ – es
decir las palmas trenzadas – por la ciudad de San Remo, el Obispo de Roma
conmemoró la entrada de Jesús en Jerusalén, el Domingo de Pasión, que abre la
Semana Santa.
Preguntas
del Papa en su homilía.
¿Dónde
está mi corazón? ¿Soy yo como Pilato que cuando veo que la situación es
difícil, me lavo las manos y no sé asumir mi responsabilidad y dejo condenar –
o condeno yo – a las personas? ¿Quién soy yo? ¿Me parezco a Judas o a María,
que llora a su Jesús?¿Quién soy yo, ante mi Señor?, son algunas de las
preguntas que el Papa hizo en su homilía de este Domingo de la Pasión del
Señor, que abre la Semana Santa.
Homilía
completa del Santo Padre durante la Eucaristía del domingo de Ramos.
«Esta
semana comienza con una procesión festiva con ramas de olivo: todo el pueblo
acoge a Jesús. Los niños y los jóvenes cantan, alaban a Jesús. Pero esta semana
va adelante en el misterio de la muerte de Jesús y de su resurrección. Hemos
escuchado la Pasión del Señor. Nos hará bien preguntarnos ¿Quién soy yo? ¿Quién
soy yo ante mi Señor? ¿Quién soy yo, delante de Jesús entrando en Jerusalén en
este día de fiesta? ¿Soy capaz de expresar mi alegría, de alabarlo? ¿O tomo las
distancias? ¿Quién soy yo, delante de Jesús que sufre?
»Hemos
oído muchos nombres: tantos nombres. El grupo de líderes religiosos, algunos
sacerdotes, algunos fariseos, algunos maestros de la ley que había decidido
matarlo. Estaban esperando la oportunidad de apresarlo ¿Soy yo como uno de
ellos? Incluso hemos oído otro nombre: Judas. 30 monedas. ¿Yo soy como Judas?
»Hemos
escuchado otros nombres: los discípulos que no entendían nada, que se quedaron
dormidos mientras el Señor sufría. ¿Mi vida está dormida? ¿O soy como los
discípulos, que no entendían lo que era traicionar a Jesús? ¿O como aquel otro
discípulo que quería resolver todo con la espada: ¿soy yo como ellos? ¿Yo soy
como Judas, que finge amar y besa Maestro para entregarlo, para traicionarlo?
¿Soy yo, un traidor? ¿Soy como aquellos líderes religiosos que tienen prisa en
organizar un tribunal y buscan falsos testigos: ¿Soy yo como ellos?.
»Y
cuando hago estas cosas, si las hago, ¿creo que con esto salvo al pueblo? ¿Soy
yo como Pilato que cuando veo que la situación es difícil, me lavo las manos y
no sé asumir mi responsabilidad y dejo condenar – o condeno yo – a las
personas? ¿Soy yo como aquella muchedumbre que no sabía bien si estaba en una
reunión religiosa, en un juicio o en un circo, y elije a Barrabás?.
»Para
ellos es lo mismo: era más divertido, para humillar a Jesús. ¿Soy yo como los
soldados que golpean al Señor, le escupen, lo insultan, se divierten con la
humillación del Señor? ¿Soy yo como el Cireneo que regresaba del trabajo,
fatigado, pero que tuvo la buena volunta de ayudar al Señor a llevar la cruz?
¿Soy yo como aquellos que pasaban delante de la Cruz y se burlaban de Jesús?:
“¡Pero... tan valeroso! ¡Que descienda de la cruz, y nosotros creeremos en
Él!”.
»La burla
a Jesús… ¿Soy yo como aquellas mujeres valientes, y como la mamá de Jesús, que
estaba allí, y sufrían en silencio? ¿Soy yo como José, el discípulo escondido,
que lleva el cuerpo de Jesús con amor, para darle sepultura? ¿Soy yo como estas
dos Marías, que permanecen en la puerta del Sepulcro, llorando, rezando? ¿Soy
yo como estos dirigentes que al día siguiente fueron a los de Pilato para
decir: “Pero, mira que éste decía que habría resucitado; pero que no venga otro
engaño”, y frenan la vida, bloquean el sepulcro para defender la doctrina, para
que la vida no salga afuera? ¿Dónde está mi corazón? ¿A cuál de éstas personas
yo me parezco?.
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