MEDITAR,
de la antigua raíz indoeuropea med-, del sánscrito madha “sabiduría”, del gr.
médomai , 'conocer, pensar, meditar', pero también 'cuidar, curar', y lat.
medium, 'en medio' (remedium, médicus, medicina), y castellano 'medir', es
sumergirnos en 'el centro profundo de nuestro ser', "descentrando"
nuestra individualidad hacia el misterioso Fondo en el que 'todo es', en el que
los seres 'vivimos nos movemos y somos', que es el 'Corazón' de los seres,
hallarnos en paz, y hallar así el 'remedio' de heridas abiertas por todas las
cerrazones, la medicina de mi 'ser' para 'vivir y respirar sano', y nada mejor
que 'estar plenamente allí donde estamos, en el centro mismo de 'lo que somos'.
Así podrá
ver todo en su 'verdadera' y justa medida'. No es pensar, reflexionar
con la 'mente'', ni es 'rezar', aunque la oración bella y sentida puede ayudar
a meditar, y entrar en la secreta y universal bienaventuranza de tu ser, que es
'la vibración universal, el Espíritu creador, la quietud activa, la paz
profunda que todo lo habita y mueve', y adentrarse, como Elías en el Horeb, en
'la brisa suave' que es la Presencia de Dios en todas las cosas.
¿Qué otra cosa han hecho muchas gentes
sencillas rezando el rosario, “oyendo” la misa, o simplemente dejándose llevar
más allá de las oraciones que recitaban o los sermones que escuchaban?.
La
oración más devota, el sermón más brillante o la idea más sublime acerca de
“Dios”, pueden alejarte de Dios, impedirte 'ser en Dios', bondad
indemne, feliz y creadora, que 'ES, lo que ERES', y poder 'ser Lo que Eres'.
Para
ejercitar la simple y pura atención, puedes fijarla en tu respiración, o en tu
cuerpo, o en un mantra o una jaculatoria cualquiera, o en una imagen que te
inspira, no importa la forma.
Por
cierto, no nos vendría nada mal dedicar cada día un rato a 'pensar y tener un
criterio razonado' sobre las imágenes, y discursos que nos inundan y engañan.
Pero el pensamiento o la mente, que es uno de nuestros recursos más 'útiles'
puede convertirse en trampa, pues sucede que la mente con sus pensamientos nos
separa de nuestro 'autentico ser' profundo, indemne y feliz, intentando
convencernos de que somos los 'recuerdos' que nos hieren, los 'miedos' y los proyectos, que acaban por agotarnos. Es
bueno y necesario 'pensar', pero meditar no es eso. Los pensamientos pueden
ayudar a meditar pero sólo a condición de que te lleven a SER, y entrar en 'el
silencio', que es más que 'callar'.
Es
mucho más que 'sentarse', quedar quietos y callar, pero es muy bueno liberarse
de las 'ideas' que torturan, de angustias, miedos y rencores. Y, libre de esos
pensamientos, desapegado de tu ego, simplemente 'atender', recoger toda tu
atención en la misteriosa Presencia Buena, del 'Presente' que te envuelve y
eres, y, mirarlo todo en su simplicidad primera, con mirada compasiva.
Meditar
así cada día, es la mejor medicina y tú mismo lo podrás comprobar, pero...solo
a condición de que no busques ningún resultado, ningún remedio concreto, y
'recogerse humildemente', como un niño en brazos de su madre.
Para orar. “LA CEGUERA” (Eloy Sánchez Rosillo)
“Mirar
no es sólo asunto de los ojos. Primero,
ciérralos unos instantes, y dentro de ti busca - en tu sosiego - la facultad de
ver. Y ahora
ábrelos, y mira”.
José
Arregi (Publicado en DEIA y en los
Diarios del Grupo NOTICIAS).
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