Como en
tantas otras ocasiones propuse a mis alumnos de 6º de Primaria indagar sobre el
tema de la “ORACIÓN” a partir de algunas cuestiones muy sencillas.
Este
trabajo de investigación debía hacerse por equipos y cada uno de ellos debía encontrar
respuesta a las mismas preguntas pero dirigiéndose a personas muy distintas:
- El primer grupo debía preguntar a sus familiares (padres/madres, abuelos, tíos,…),
- el segundo grupo tenía que entrevistar al profesorado del centro;
- el tercero debía dirigirse a estudiantes de bachillerato o bien universitarios;
- el cuarto tenía que preguntar a gente con quien se encontrara por la calle;
- el quinto grupo debía dirigirse a una parroquia y buscar la respuesta del párroco o bien de algún catequista.
Las
cuestiones eran:
- ¿Qué es orar?.
- ¿Por qué y para qué orar?.
- ¿Dónde y cuándo se puede orar?.
- ¿Qué medios podemos emplear para orar?.
Llegado
el día de la exposición pasó… lo que pasa siempre: hubo algún grupo en el que
todo lo hizo uno o dos y el resto no aportó nada pero en el extremo opuesto
hubo quienes lo hicieron de tal manera que dejaron al resto sorprendidos y
hasta con sentimiento de envidia por el buen acabado que entre todos
consiguieron.
Lo
importante, no obstante, y lo que quiero destacar en este artículo no es lo
formal de este trabajo sino el proceso, lo que ese proceso significó y el diálogo
que se estableció en el aula a medida que los grupos iban exponiendo sus
trabajos (no fue suficiente una sesión sino que tuvimos que emplear dos y hasta
tres sesiones y aún así tuvimos la sensación de que aquello hubiera dado para
mucho más).
Transcribo
aquí lo que uno de los grupos expuso en clase utilizando un móvil en el que
grabaron la entrevista con un sacerdote.
Las
preguntas-base están todas (escritas en azul) pero, por lo que se comprobó… surgieron muchas más
sobre la marcha (escritas en negro):
¿Qué es orar?.
- Es
hablar con Dios. Como quien habla con un amigo, con quien tenemos confianza, con quien nos quiere y nos acepta tal como somos, nos escucha y nunca nos abandona.
¿Por qué y para qué orar?.
- Oramos
porque queremos, no hay ninguna norma en la religión cristiana que obligue a
orar y oramos para darle gracias a Dios por todo el bien que recibimos, también
para pedirle por quienes pasan necesidad o pasamos algún apuro o tenemos un
problema, también para pedir perdón por nuestras faltas, para pedirle fuerzas
para ser mejores cristianos,…
También
oramos no sólo porque se nos ocurra a nosotros sino porque respondemos a la
llamada de Dios a orar, a charlar un rato con Él. Así que cuando oramos lo
único que estamos haciendo es escuchar esa voz interior que nos invita a ESTAR
con Él con toda nuestra atención y conversar sobre cualquier cosa pues a Dios le importa todo lo que tenga que ver con nosotros.
¿Y cómo hablar con Dios?.
- Igual que
hablamos con cualquier persona, sólo que con Él es aún más fácil pues nos basta
con poner nuestro pensamiento en él y sin necesidad de pronunciar ni una sola
palabra, sólo hablando con nuestros pensamientos ya estamos comunicándonos con
él. Y, además… no necesitamos móvil ni aparato alguno pues Él está en todas
partes, también dentro de nosotros.
Eso, ¿dónde podemos hablar con Él y cuándo podemos hacerlo?.
- Para
hablar con Dios no necesitamos ir a lugar alguno, vale cualquier sitio y vale
cualquier momento del día o de la noche.
Entonces ¿no hay que venir a la parroquia ni a ninguna ermita para orar?.
- Podemos
orar en casa en cualquier momento; podemos orar en la montaña, en la playa,
cuando vamos en coche o al acostarnos por la noche,… no sólo cuando venimos a
la parroquia o vamos a cualquier templo. Lo que pasa es que en la parroquia o
en un templo hallamos varias ventajas que nos ayudan: hay silencio, nos
encontramos con un ambiente que invita a orar y, además, podemos hacerlo en
comunidad porque allí nos encontramos con otros creyentes que también acuden para
orar o para celebrar la fe.
- El más
importante es tener claro con quién nos estamos comunicando, ser conscientes de
que Él está, nos escucha… y también nos habla y hemos de tener una actitud de
escuchar en nuestro interior qué nos dice Él.
Y ¿cómo nos habla Él, cómo podemos saber lo que Él nos dice?.
- Para
conocer lo que Él nos dice tenemos la Biblia. Leyéndola podremos conocer cuál
es su mensaje para toda la humanidad.
¿Y tenemos que leer toda la Biblia para saber lo que nos dice cuando oramos?.
- No
podríamos leer la Biblia entera en un solo día, así que… basta con leer un
trocito pequeño y luego pensar en nuestro interior: “¿Qué significa esto para
mí?, ¿a qué me invita Dios con esta lectura?”. Y luego pensemos en nuestra vida
y veamos a ver cómo llevar eso a la práctica, cómo lo podemos vivir.
Hay personas mayores que rezan el rosario…
- El rosario
es otro medio que nos puede servir. Sólo tiene dos oraciones esenciales: el
Padrenuestro (que es la única oración que Jesús nos enseñó) y se reza cinco
veces en un rosario completo y el Ave María que se reza 10 veces por cada una
de las cinco partes que tiene un rosario.
Y… ¿qué es más importante: rezar el rosario, venir a Misa o leer la Biblia?.
REFLEXIÓN GLOBAL.
De todos los trabajos entregados y expuestos éste es el que con más amplitud y detalle presentó "lo que es orar y cuáles son los elementos más importantes a tener en cuenta en relación con la oración" (al menos desde la perspectiva cristiana).
Durante la semana que se empleó para que cada grupo desarrollara su trabajo de investigación fuimos trabajando este tema en clase con el apoyo del libro de texto y algunas actividades relacionadas; la exposición de los trabajos coincidió con la segunda y tercera semanas y aportó no sólo un gran refuerzo a lo que ya habíamos abordado en clase sino también una interesante ampliación del contenido propuesto y, finalmente, un muy enriquecedor contraste de perspectivas según entre quién se hizo la encuesta.
Lo mejor de todo... el DIÁLOGO abierto que se produjo tras la exposición de los grupos que sirvió entre otras cosas para:
- Sacar a relucir todas las concepciones que el gran grupo tenía acerca de lo que es orar (no todo el mundo pensaba lo mismo antes de iniciarse este trabajo; había perspectivas muy distintas, incluso en lo esencial).
- Promover la participación de todos/as, inclusive de quienes se habían mostrado pasivos hasta el momento en que se empezaron a exponer los trabajos (aún así... siempre hay quien ni así se anima).
- Resolver infinidad de dudas a través de ellos mismos (unos contestaban a otros) y sólo intervenía el profesor cuando era necesario puntualizar o aclarar.
- Motivar el deseo de saber más sobre todo lo relacionado con la oración y el culto cristiano.
Las conclusiones a las que llego en el desarrollo de este tema, centro de interés, unidad didáctica (o como quieran llamarlo), apuntan a que tanto los padres/madres como los docentes necesitamos centrarnos en el proceso mucho más que en los elementos que sirvan para calificar.
Los docentes andamos con la burocracia a cuestas debido a esa presión que raya el absurdo de "medir todo lo que el alumnado haga" con unas cosas a las que un luminaria dio en llamar "rúbricas" pero los padres y madres (también soy padre de unos hijos) tenemos en nuestras manos la maravillosa posibilidad de EDUCAR EN LA FE a nuestros hijos y nada mejor que motivarles a conocer los elementos relacionados con la vivencia de la fe y hallar por sí mismos las respuestas que buscan.
Sólo necesitan de un poco de orientación, de que sepamos plantearles las cuestiones que les lleven al conocimiento y comprensión de aquello que necesitan adquirir y luego acompañarles, apoyarles en ese proceso y, sobre todo, darles ejemplo.
PARA NUESTRA REFLEXIÓN:
- ¿Qué nos ha aportado esta entrada?.
- ¿Qué preguntas nos planteamos nosotros acerca de la oración, nuestra comunicación con Dios?.
- ¿Cuál es nuestra experiencia en cuanto a educar a nuestros hijos en lo concerniente a la oración?.
- ¿Qué consejos daríamos a padres y madres que están tratando de educar a sus hijos en la fe y más en concreto respecto de la oración?.
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